en tus ojos de antracita,
que no hay noche más bonita,
ni una mujer tan bella.
Perderme así, en el espacio
de esos ojos tan hermosos,
hechos de mieles y gozos;
mirándote…muy despacio.
Beber el brillo y el fuego,
que hay dentro de tu mirada,
para sentirte admirada,
pudiendo quererte, luego.
Escrito en Noviembre 1999 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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