entre mis noches más duras,
donde caminaba a oscuras,
sumido en el desconsuelo.
Tú eres esa suave brisa,
en mi frente dolorida.
Tú la esperanza y la vida,
dibujando una sonrisa.
No necesito saber,
tu belleza o hermosura,
en tu voz, hay la dulzura,
que admiro y que puedo ver.
Lo demás, irá surgiendo
al abrir mi corazón
y sentir esa emoción,
cuando te esté conociendo.
Tan grande es tu corazón,
que al hablar, se va tejiendo
tu imagen y ya voy viendo
de ti, toda descripción.
Escrito en Noviembre 1999 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario