como el mar en que navega
la esperanza que nos llega
y se torna realidad.
El verde es la sanación
del alma que vive en pena,
buscando una vida plena
y busca una solución.
En el sol de cada día,
amarillo es la alegría
y el color anaranjado
el día que ya ha pasado.
El ocre y el ceniciento
son fruto de una penuria
y el rojo intenso, lujuria
o pasión de un sentimiento.
Hay amor en los colores,
porque en el tono hay amor
y otros muestran el dolor
en múltiples estertores.
Hay tonos que son calientes,
como los rayos solares
y otros fríos y dispares
como el agua de las fuentes.
Colores para obsequiar
todo un plantel de belleza,
que por su naturaleza
los podemos disfrutar.
Escrito en Agosto 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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