lunes, 5 de agosto de 2024

Segundo a segundo.

Es el tiempo con tintes de esperanza,
aves migratorias, a cuyo paso, se desprenden 
algunas de las plumas de sus alas.
Constancias, reverberaciones de cascos 
sobre las praderas.

El paso sinuoso y desmedido, jinetes 
con penachos de apóstrofe, estigmas 
y algunas piedras blanquecinas a orillas 
de la calzada.


Caminos en ciernes que se ensanchan,
como una gran matriz, vomitando engendros
sin forma.
Aguas sin modelar, mármol frío entre los cuerpos ardientes, 
relajados en la laxitud de las horas.


Ese golpe rítmico de instantes, que algún alguien bebió, 
sin calmar su sed, 
porque la sed de infinito muestra un camino 
oscuro en medio de una luz imprecisa.


Tu alma es una bóveda más, entre las infinitas 
bóvedas celestes y en la corcova del tiempo 
no caben ni tus lutos, ni tus galas…
No hay ornamentos.
No hay respuesta ante la mudez de la espira
provocada, que se desenvuelve 
como una boca, cuya avidez devora 
los fragmentos de una vida.

Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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