No quedan lágrimas que enjuagar en las nubes
altísimas y el plomo derretido silenció
el lenguaje de los cañones y los fusiles.
Silencio, tan sólo un soplo de aire interpreta
el sonido de una queja lejana.
No hay más mártires que asesinar, ni mujeres
que lloren en los sepelios.
Hoy no amanecerá y el sol quedará oculto,
temeroso, detrás de la tramoya de los días.
Días vacíos, sin ecos que pronunciar,
ni palabras que lanzar como piedras, sobre
las conciencias.
Llueven pájaros, los mismos que devorarán
las últimas migas de lo que pudo ser y no fue,
una existencia feliz, bajo un mismo cielo,
sin banderas que traten de detener
los vientos de libertad.
Hoy no ha amanecido y la humanidad está
de luto permanente.
Escrito en Agosto 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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