la congregación marginal de las sombras,
ante el mudo asombro de la roca,
que es mecida por el agua, que brota
de la entraña.
Poblad los huecos inanes, donde apenas
llega la luz y con los dedos húmedos,
mezclad la arena esparcida, dibujando
conchas sin prisa.
¿A qué esperáis?
No hay caparazón que no pueda ser abierto,
ni sima, que no sea al fin franqueada.
Jugando al escondite, la luz creó a la sombra,
a partir de todo lo estático y silente,
que vegetaban sin apenas sentir,
que no estaban solos.
Tus palabras pueden perderse, pero el eco
transmite incansablemente una misma voz.
Sea pues nuestra voz, el eco irrepetible
de nuestras conciencias.
Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario