jueves, 1 de agosto de 2024

Sobre el lecho del horizonte.

Un anillo de oro cae sobre el mar 
y engarzando el zafiro azul, confunde
sus destellos marinos con el blondo reflejo,
que la miel cautiva en el inscrito 
panal celeste, derrama en pulpa ambarina.


El fuego consume el ocre 
y el verdinegro opaco y transfiere una cálida luz 
de ojo herido, que llora la sangre coagulada 
de un cielo, sobre los cuerpos virginales
de las anémonas, que se estremecen 
en un abrazo de alga amarga sumergida.


Besa con calor la sal y se mezcla 
con un amplio sudor.
De su genital humedad, el rubor se extiende 
 en toda la extensión de su carne y evapora
un anhelo, que sólo las gaviotas conocen.


Sus alas son portadoras de secretos 
y sobre el pico los llevan, alzándose hacia 
el cielo.
El secreto se hace celeste y el firmamento 
extiende sus largos brazos, acariciando 
la mar sobre el lecho del horizonte.


Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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