jueves, 1 de agosto de 2024

Metáforas vivientes.

Esos reflejos, que de los cristales escapan,
vienen hacia mí, silueteados escasamente 
por el vidrio.
Celebración de claridades, como rostros
reflejados y dilatados en las aceras mojadas.


Una larguísima pierna se extiende sobre 
su sombra, cuando al caminar, confundimos 
los pasos sobre el asfalto.
Vienen hacia mí y cuentan penurias,
Estrechas vías que rodean las calles,
en las cuales, como ríos, la gente fluye 
buscando un mar recóndito entre miradas 
turbadas y pensativas.


Sin que lo apreciemos, las nubes sopesan 
vírgenes de agua, descendiendo y amando 
la desnudez de la tierra.
Una vez más, bajo los pliegues de las hojas,
se esconderán las aves y amarán el silencio,
quienes, en sus bocas, retienen unos nombres 
sin forma, porque la oscuridad es su aliada 
y en el letargo crepuscular, los besos 
se hacen brisa propagadora de suspiros.


Mientras, alguien arrojará piedras al río 
y el río cantará en charcos, gotas,
salpicaduras de luz.
Se prenderá el ámbar en las copas, aún 
no alzadas y beberán un sol flamígero
las espigas, moviendo sus cabellos 
en un precoz coqueteo de adolescencias
insomnes.


No os durmáis, permaneced como
una lámpara de aceite, en la vigilia 
de las sombras.
Sentid el dulce peso que arrebata 
los párpados extenuados,
 ante la contemplación del galanteo 
del agua y la arena.


He convocado a los silfos y a las ondinas,
para que sean el eco de esas imágenes,
que, sin forma, vagan dentro 
de nuestras almas.



Habitaciones sin puertas, para aquél
que no puede dormir sus pesadumbres
de lágrima copiosa.
Ventanas sin goznes para que 
ningún ruido estridente, ofenda el canto 
del ave trovador.


Sólo quien busca la inmortalidad puede 
abrir los ojos ante los destellos del sol.
Sólo quien sueña, puede besar al mundo 
sin despertar sus iras.
No me contéis penas, las penas son mortales.
Contadme vuestros anhelos y sabré
la distancia que os separa de la magnificencia.
Entonces, con el rostro resplandeciente,
caminaremos juntos.


Los poetas reinaremos en el mundo 
de los sueños, porque somos, sin duda…
Metáforas Vivientes.

Escrito en1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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