como lágrimas celestes, lloraron su ausencia.
Quise llorar con lágrimas secas y el mar
me recordó que soy agua, que se desborda
en emociones.
No me lamento de mi destino.
Aún sigo vivo y la última carta no está
sobre el tapete.
Hasta en el vacío soy capaz de abrazar
a alguien… A mí mismo.
No sé por qué las preguntas intentan buscar
su propia apariencia en las respuestas.
¿Estás? ¿Estoy? ¿Dónde?
Qué importa si somos conscientes
de nuestra presencia.
En el amor, un vacío tratamos de llenarlo
con los besos que perdimos durante
tu ausencia.
No sé porque lloro cuando me emociono.
Tal vez porque estoy vivo.
Las calaveras sonríen para ocultar
un profundo sentimiento de soledad eterna.
No callo, porque no quiero admitir que
el silencio pueda ganarme la partida.
Sólo tengo mi piel para intentar enmascarar
lo que brota desde mi alma, a través de mis
poros.
Escrito en Agosto 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario