cúmulo de luz, que a mis ojos acudes,
danza crepitante de llamas entre ceniza,
donde la marmórea naturaleza se convierte
en lava, ascendiendo en ígneas betas,
celeste dragón de prolongadas lenguas.
Me he limitado a perseguir ausencias,
para hallar en la retama,
ese don de claridades, que en fugas inconclusas se desprenden
desde los piélagos de tu sonrisa,
He querido conquistar tierras vírgenes,
pero tu cuerpo mudo, jamás despejó
de nubes mis horizontes y permanezco
detrás de ti, soñando besos, rumores
y susurros, que tan sólo el mar es capaz
de pronunciarme.
Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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