martes, 13 de agosto de 2024

¡Sígueme!

¡Qué gire en mundo solo!
Estoy anclado lejos, muy lejos, 
en el celeste cuerpo, buscando el vuelo ágil 
de las mariposas de la luz, con la locura 
en los ojos y la inocencia en las manos.


Abierto de par en par, sin celosías, sin muros 
sobre el pecho asombrado.
Desnudo vegetal y humano a veces,
pájaro del destino y rebelde torbellino 
de ideas jugadas.


¡Qué gire el mundo solo!
Rey de las miserias, que busca
espuma de mar en una lata vacía de cerveza.
Astros de bolas de papel, cruzan con el viento 
las ventanas y no arden con violencia,
porque contienen palabras de humo
y claridades de ojos tiernos.


Reverbera el estallido de un cañón 
en las colinas, pero sus cumbres ignoran 
su vómito de odio. 
Sólo el vuelo del águila es presenciado 
y esa paz infinita de alas, de dedos blancos 
atmosféricos, sobre el verde tendido 
y un azul evadido a las alturas.


¡Qué gire, si!
¡Qué ruede la mundana locura de blancos dientes!
¡Qué se abran pabellones, para llenarlos
de nuevas angustias!
Pero tú ¡Tú sígueme!
¡Sígueme con las palmas extendidas y los pies
danzando!
No temas, otra es mi locura. No dañará 
tu frente pura. Ceñirá con flores tu cuerpo 
desnudo y frío.


Buscaremos en ella un rincón para el humano 
sin manchas.
Tan sólo el agua, para lavar nuestras manos.
Tan sólo luz, para lavar nuestras mentes.

Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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