miércoles, 28 de agosto de 2024

El profeta.

Pulsante voz que, al firmamento,
alada vuela, pluma ligera,
brote de luz, a quien espera
salir del eco de su lamento.


Deseo vivo de perfección,
palabra pura del pensamiento,
que se adelanta a su entendimiento,
eco sublime del corazón.


Caudal en fuentes de la verdad,
que acaso busca de la consciencia 
el despertar de su innata esencia 
en una diáfana realidad.


Voz poderosa entre las montañas,
que al valle llega en su reverbero,
sable que cruza el aire certero,
cortando el nudo de sus entrañas.


Llama que brota de la retama,
ardiente espiga entre los eriales,
luz que atraviesa los ventanales,
grito que, al viento su voz proclama.


Musa en el alma de algún poeta
que en su silencio fue sinfonía,
padre de toda filosofía,
triste figura, la del profeta.

Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario