lunes, 12 de agosto de 2024

A un reproche de amor.

El amor nace del fondo, en la conciencia,
mas, llegan tus palabras en la noche,
como un lánguido deseo o un reproche 
que brota en nuestros cuerpos con la ausencia.


Difícil es amar, por la impaciencia 
de ver un choque de astros constelados,
hay huecos que, en el alma, provocados 
son fruto de un amor sin complacencia.


¿Por qué anhelan mis ansias tu presencia 
y siento una oquedad en el vacío?
¿Por qué suena lejano un: Amor mío
y sufre el corazón por su carencia?


Distante en el amor es la fortuna 
de amarnos con el cuerpo y con el alma,
mi rostro palidece sin la calma,
de verte con tus nácares de luna.


Se sufre una distancia inoportuna,
llevando en nuestras vidas, tempestades,
naciendo de las dudas, soledades 
que crecen con el tiempo en una duna.


Se angustia el pensamiento, triste, enjuto,
al no encontrar tu cuerpo junto al mío 
soy víctima de un loco desvarío,
vacía está mi mano, sin su fruto.


Amor, la eternidad es el camino
que une a los amantes corazones,
amar es la razón de mis razones,
que debe estar presente en mi destino.


Nunca le niego amor a quien, amada,
perdura en mi recuerdo floreciendo,
disiparé mis dudas, admitiendo,
que dejo mi pesar junto a la almohada.


Tan sólo es un temor ¡Amada mía!
de ser mortal y ver que soy amado,
no sé si este cielo lo he ganado,
sí tal vez sin saber, lo merecía.


Sumidos en las simas del averno,
el tiempo que transcurre, deja heridas,
son nuestras soledades desmedidas,
en nuestro padecer, nace un invierno,


Es esta gravedad desmesurada,
que hace que me sienta desleído
y por mi incertidumbre, poseído,
perdiendo mi razón, ya descarnada.


Ignoro sí mi amor en ti vertido,
es ese amor que siempre habías soñado,
no sé, sí cuánto doy es lo esperado,
pero te amo hasta el último latido.


Travieso es el amor, por caprichoso 
y muda entre su forma y su textura,
no sé sí nuestro amor, crece y perdura,
o muestra su perfil por vanidoso.


No sé la extraña forma que acompaña,
siguiendo a un sentimiento tan humano,
ni sé qué amor recoges en tu mano,
tampoco he de saber por qué se empaña.


No miento y al amar, te soy sincero,
la forma en que te amo no he elegido,
no quiero que se quede en el olvido,
tus lágrimas amargas, no las quiero.


Yo quiero que en mí vivas, sí dichosa,
tú sientes que tu amor correspondido,
ocupa un buen lugar, el preferido,
pues sí esto no es amar…no sé otra cosa.


Y sí el amor de forma mudaría,
no pienses que jamás yo te he querido,
yo vuelo junto a ti, pájaro herido,
pues eres esa estrella que me guía.


No dejes mal sabor, pues son atroces
las despedidas, sí es que me has querido,
perfecto es el amor, porque ha nacido 
allá en la cuna noble de los dioses.


Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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