en un papel.
No sé sí alcanzaré la dimensión que me
he propuesto.
Mi vida está vacía por dentro y repleta
por fuera.
Tuve el vago presentimiento de una muerte
temprana y tal vez… esté muriendo en vida.
Soy poeta y decir esto, no es decir mucho.
Me duele el alma, porque bebo mis propias
lágrimas y nadie lo nota.
Nunca pido compasión, pido humanidad.
Sí escribo bien o mal, es porque quiero
ser capaz de abrir las conciencias.
Voy dejando mi juventud,
como único testamento sobre un papel
y sí alguien lo lee, le pediría que busque
lo que hay detrás de cada palabra,
lo que callo y lo que digo, lo que sugiero
sutilmente, lo que denuncio y lo que anhelo.
Ni Cristo, ni Barrabás, tengo mi parte
de ambos.
Tengo la suerte de saber que Dios
es duro de oído… pero no es sordo.
Me voy deshaciendo poco a poco,
quedándome en el aire, a golpe de palabra,
a golpe de amor, sazonado con algún
disgusto.
En ocasiones declina mi esfuerzo,
cuando mis párpados pesan y el sopor
del sueño es irremediable.
Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario