en la memoria, ungirnos con las cenizas
del pasado y rememorar viejas historias.
De contemplar las llamas y acariciar
el viejo tronco bajo la chimenea.
Anoche llovió plenilunios sobre los tejados
y los gatos llevaron la luna prendida
sobre sus lomos.
Anoche dijiste adiós con ademanes de pizarra
y el bosque testificó un último beso,
cuyo sonido quedó fundido con el crujido
de una rama pisada.
Ambos sonidos volaron al éter.
Un corazón se enredó entre espinas y el otro
se deshilachó entre suspiros.
Atrás quedaron en la memoria.
Es tiempo de recordar, es tiempo de morir
porque morir es también…
recordar que se ha vivido.
Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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