los pasos a la aurora.
Para descubrir los pechos al calor
o a la humedad de la noche.
Es demasiado pronto para anudar tu cuerpo
junto al mío, e imaginar un desprendimiento
de tierras sin labrar, donde la piedra aún reina,
hiriendo con sus aristas un lecho
no acomodado.
Es demasiado pronto ¿Y qué decirte del deseo,
cuando mis sábanas gimen tu ausencia.
¿Qué más puedo decirte? Sino que aún
quedan hilos sin bordar, que como pestañas
cubren mis ojos.
Ganemos tiempo al tiempo.
El futuro se construye hoy para mañana.
No es temor, es tan sólo que quiero sentir
mis manos repletas y en alto coro,
llevar sobre mis palmas, mi amor con gotas
de miel entre mis dedos.
Es tan sólo la costumbre adquirida
de desprenderme como una lluvia de guijarros
sobre el lecho de un río y desgastarme
en sus aguas, en múltiples
y húmedas caricias.
Bajo el sol, bajo un mismo lecho.
Amante de las aguas.
Amante de la luz.
Escrito en 1985 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario