sus voces quedan en mi recuerdo,
que, en la distancia, a veces pierdo,
de mis amigos y mis hermanos.
Ellos se fueron, ya no los siento,
pues se marcharon sin despedidas,
la ingrata muerte truncó sus vidas,
cuando sus risas fueron sustento.
Quise a la muerte, robar su instante
y atesorar todos los encuentros,
para guardarlos en mis adentros,
pero la parca se puso un guante.
Y sigilosa, en un descuido,
ya no advertí que se los llevaba,
pues su silencio, no lo esperaba,
sólo pensaba en lo que he vivido.
Su compañía fue una lisonja
de sensaciones en la amistad
y he de decir que, mi realidad
era absorbente, como una esponja.
Todos tuvimos algún amigo,
o algún hermano en el corazón,
llevando idéntica vibración,
fueron ejemplo y mejor testigo.
Escrito en Agosto 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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