buscando una luz que me alumbre,
con mis aciertos y dudas,
dentro de mi incertidumbre.
Un peso añadido a mis razones,
losas, que en los sentimientos,
forman ese pavimento
y espacio en las ilusiones.
Todos creemos tener derecho
a la felicidad y la buscamos en el vacío
de nuestras insatisfacciones,
cuando, perdidos en esa acritud
olvidamos en un momento,
que dentro del pensamiento,
donde se crea una actitud.
Alma, corazón y vida,
enhebradas con los corazones,
registros en las emociones,
que negamos por suicidas.
Pero es que así es la vida,
una oveja descarriada,
un mar en las marejadas
y un caballo sin sus bridas.
Acaso, una amarga herida,
oculta, tras la sonrisa,
que nos refresca en la brisa,
esa ilusión, que perdida,
dió la opción al corazón
de buscar otra emoción
en el punto de partida,
sin razón, ni entendimiento
y con el consentimiento
que nos otorga la vida.
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