en vuelo radiante, después
de la apertura de un hangar
de blanco perfil.
Resbalando, silbando, silabeando
o poniendo el almidón del énfasis,
para no arrugar esa palabra,
con elegancia de traje de lino.
Mariposas de alas flamígeras,
nácar celeste, de espumas comprimidas
y un resumen de lluvia entre los dientes.
Discursos de la razón en el nacimiento humilde
del pensamiento.
Frases de sólida arquitectura, cariátides
de la intención, guardada en las piedras
de los siglos.
Luchando por sobrevivir, cortando con su filo,
el acero inútil y destemplado de las espadas.
Siempre hay un motivo para penetrar con nuestros ojos
en el frío útero de la tierra y rescatar
a los hijos de la cordura, de la inexactitudes
de las dudas.
Corre la pólvora de la comunicación,
en las lenguas de arena, que narran las noches eternas,
cuando las palabras se encadenaron en un sentido,
formando una nube de signos.
Se siente esa inquietud del temido y esperado
primer vuelo, buscando el protocolo para iniciar la partida.
Saber y conocer, de nada sirve, si no se vive intensamente,
el sabor de la aventura y el temor de la incertidumbre,
Hasta que que das con un dorado filón, entonces
la cadena gira desde la boca del pensamiento activo,
formando estructuras de palabras, pirámides de frases
y navíos en los océanos de la razón .
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"
No hay comentarios:
Publicar un comentario