se distrae y difumina,
ni se para, ni examina,
el tiempo en que queda ausente.
Nos sobra todas las prisas
y nos falta la paciencia,
para actuar con conciencia,
dentro de nuestras camisas.
Mirar hacia afuera, niega
el derecho de encontrarse,
reconocerse y hallarse
bajo una luz que os ciega.
No es por la claridad,
que inunde los castos ojos,
son las espinas y abrojos,
que ocultan la realidad.
Miramos hacia afuera y vemos,
que falta nuestra presencia,
cuando surge en la conciencia
lo que en olvido, perdemos.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"
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