la raíz del deseo es el auge de la tormenta,
que se origina en la mente
y forma remolinos de fuego
en el corazón.
La indiferencia es una falsa señal de socorro,
cuando los ojos son delatores
de tus más íntimos deseos.
El suspiro es el cuaderno guía,
donde se anotan nuestros anhelos
y en el encuentro de dos cuerpos,
se produce la fricción de las almas.
Se atraen la forma y la carne,
irremediablemente en un único cuerpo,
formando un señuelo, donde el amor,
no niega su delicioso bocado.
Se produce una distorsión en la razón,
que cambia y muda toda la piel
de nuestras antiguas convicciones.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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