Una fuente manaba incesante
y calmaba la sed del mundo.
El árbol que creció en la plaza,
Daba fruta constantemente y de el
nos alimentábamos y nutríamos
de su sabiduría.
No me digas que fue un sueño.
Las aves volaban en un cielo de libertad
y los animales, perdieron el temor al hombre,
así, que ... No atacaban.
Los niños jugaban y dibujaban
sonrisas de niebla en los rayos del sol,
sus risas cantaban entre los murmullos
del río y las voces pérdidas en la brisa.
No me digas que fue un sueño.
Se oscureció en sol con la pólvora
y el fuego se adueñó de las ciudades.
El murmullo del río fué acallado
con el estruendo de las bombas
y los niños lloraban la crueldad
de los adultos.
No me digas que fue un sueño.
Si viví una ilusión, deja que duerma,
para no despertar en esta cotidiana pesadilla.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"
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