la mirada viajera, entrando sin llamar
en todas las ventanas abiertas.
Días peregrinos, aves en vuelo
y un nido con briznas de hierba emocionada,
bajo un azul furioso, donde merodea
un sol hecho de sonrisas clandestinas.
El campanario desvencijado por añejas lluvias
y todos los olvidos que salieron a ver la luz,
acaso para remendar todos los huecos,
que dejaron las ausencias, durante el invierno.
Hoy la calle es fiesta de luz y recocijo,
a la noche los farolillos brillarán como
los ojos de los enamorados
y la música habitará de nuevo en el pueblo,
llenando las calles, antes frías y tristes,
como las miradas perdidas de los más viejos.
Hoy, el vino será la sangre de la alegría
y el horno viejo albergará las mejores viandas,
para esta ocasión.
Mañana de misa y procesión, para luego
danzar por las calles empedradas,
bajo la atenta mirada de las cigüeñas.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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