que nada es eterno, ni perdura,
así que me propongo crear el amor,
como quien busca el fuego
y lo mantiene, para alejar a las fieras.
Si no vemos la flor y la cuidamos,
difícilmente disfrutaremos de su aroma
y su belleza.
Si el amor muere, la bestia invade
nuestros dominios y devora,
todo cuanto guardamos celosamente.
Es una proporción perfecta, la simetría
que se establece entre los amantes,
que abandonan su "ego" y construyen
el "ahora nosotros".
Soy un pesado... Pero ¡la eternidad es hoy!
y sé que no miento, cuando hablo
con plena convicción.
¿Cómo comenzar la labor, con tantos corazones rotos?.
Reconstruir una quimera de amor desde las cenizas,
pensando, que si algo hubo, tal vez,
se pueda rescatar de la furia sufrida por las llamas.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz".
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