seda sobre los campos en fino hilo,
desde las blancas madejas del cielo.
Diamantes en una tierra,
ávida de humedad y el tesoro
de una lágrima o cristal
desde su pupila azul.
Sobre el atabal, el repiqueteo
de las gotas, marcando el incesante
ritmo de la vida.
Desde las nubes, una voz con la gravedad
de un dios enojado o un lecho de agua
en lágrimas rotundas, ante la lejanía
del contacto entre cielo y tierra.
Una transparencia de agua y círculos concéntricos
busca el barro de los caminos.
Levedad de instinto sobre una sed
declarada, en sudores agrios
de sol inclemente.
Cortinas de engarzadas perlas sucedidas
y un gris plomizo, para engendrar vida,
con el agua y el barro primordial.
Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. " Zuhaitz"
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