jueves, 7 de abril de 2016

Luna de luz mortecina

Los días grises padecen
la herrumbre de la tristeza
y la lluvia llora una ausencia de luz
en blondos cabellos.

El frío que se instala, es el suspiro
que queda, si confortar en ese abrazo negado
o no consentido.
Y nuestra alma se torna dura y gélida,
con el sabor al musgo del ángulo más oscuro,
donde apenas, la luz tenue rescata
la lividez de las lápidas.

Mortecinos los ojos, que hundidos,
con un rastro violáceo de madrugadas de insomnio,
narran una muerte presentida.
No ya, una muerte física, sino una sombra que se cierne
con ala de cuervo, sobre es esbozo distendido
de una sonrisa.
El frío del sepulcro y la humedad de la tierra,
agrietando la madera del féretro.

Aciago el ojo sin brillo y labio ciánotico,
que busca el beso sin vida,
todo calor es ajeno a su cuerpo 
y las risas sólo son el recuerdo 
del último cristal quebrado,
bajo una luna de fría luz de luciérnagas.

Escrito en Abril 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".







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