en lo que fué una vivaz llama,
un pulso, una intención de vida.
Polvo gris, como el arco de unas cejas,
que protegen el esplendor de unos ojos.
El misticismo del cielo y la gravedad del suelo,
sobre un incierto camino y más aún el destino.
La gris existencia engendrada en el dolor,
con matices de color, por disfrazar su apariencia.
A recoger las migas de pan, del último festín
o el leñoso carbón de la hoguera, que brillaba
más en nuestros ojos,que en su propia llama.
Encima, sobre las dunas, el viento sopla,
cambiando su ondulado cuerpo, pero bajo la superficie,
su espíritu, permanece con la fidelidad
de cada grano de sus arenas.
Es la voluntad, que permanece, a pesar del viento
y el poder del fuego.
Es el espíritu innato, que prevalece, a pesar de las cenizas
y la aridez de la vida.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito." zuhaitz"
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