sobre un horizonte que despierta
y la brisa exhala un suspiro enamorado.
Se escucha un canto de gorriones
en las primeras horas y los árboles,
recortan su silueta, bajo la leve luz,
que aumenta "in crescendo",
completando la melodía.
Cada día es un nacimiento de luz
y un recuerdo en la sombra.
Los ojos atesoran las imágenes
que tomarán forma en nuestros pensamientos
y la memoria será un cáliz de oro,
donde beber todos esos momentos.
Las pupilas, llenas de azul cielo,
verde hierba o gris marino.
El murmullo del viento, se mezclará
con las voces de las gentes
y paz interior, llevará la mirada
hacia otras costas, otras tierras,
donde sólo se escuche la voz
de todos los silencios
y un canto de sirenas, cuando el día
venza en su sueño y cierre sus ojos
en el ébano de la noche.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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