y esa quietud serena, que transmites,
cuando me miras.
Humedeces tus labios con tu lengua
y vuelan dos golondrinas,
cuando subes tus pestañas y muestras
tus bellos ojos, que como dos brasas ardiendo,
encienden mi pasión.
Y te amo, rotundamente,
con el corazón en mi mano
y un suspiro detenido en mi pecho.
Tu nombre vibra en mi mente, cuando
lo pronuncio y una alegría inmensa,
sube de mi corazón, hasta mis sienes.
Eres flor celeste en mi alma y sueño
el contacto de tu piel,
busco el perfume de tu cuerpo
y la humedad de tu boca,
deshacerme en ti, desleido en tu agua pura o extendido, como aceite o bálsamo,
sobre la superficie de tu cuerpo.
Te amo, luz de mis días, ave hermosa
de mis alegrías peregrinas.
Con el alma entregada a ti y el pensamiento,
recreando tu imagen, grabada en mi corazón.
Te amo, preso de la emoción de sentir,
que mi amor es joven y vive por ti,
en el anhelo, de buscar esa estrella perdida,
que he de encontrar en tu cielo.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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