que con su aroma despierta
de otro sueño.
El aire se envuelve, nutre de matices,
la evocación de recuerdos, tierras distantes.
El olor a jabón, a hierba recién cortada,
a tierra húmeda o a brisa marina.
Sube como una columna de humo,
haciendo despertar, nuevas conciencias
sobre una realidad inadvertida.
La plasticidad de los aromas,
recrean arpegios y notas
de cadencias olvidadas.
Se huelen la solidez y la fluidez,
la música contenida en los aromas
y fragancias.
El olfato aprende y se educa en las más leves notas
y matices, surgiendo una emoción
en los sentidos, que trastoca la realidad gris
y aporta todo un abanico
de nuevas sensaciones.
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