los momentos, para que se hagan
poco a poco, para disfrutarlos
y sentirlos a conciencia.
A fuego lento el amor,
moviéndolo despacio, para evitar
que sus aromas se pierdan
y se agarren el el fondo de la olla.
Los besos, las caricias, las palabras al oído
y ese beso en el cuello, que promete
una búsqueda de tus labios,
en un profundo beso.
A fuego lento, la noche,
para sentir en el alma sus estrellas,
cuando al cerrar los párpados,
nos besamos con pasión.
El paso de la vida y la cocina, a fuego lento.
que todo es un fondo hermoso que se cocina,
cuando el amor y la paciencia son
sus principales ingredientes.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"
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