seco en su interior, sin luz
que guardar en sus adentros,
sin la música orquestada
de unas palabras de amor.
Se apagó la luz y la única luz
que alumbra tus días,
es el fósforo de tus huesos,
cadáver del amor por muerte súbita.
No alimentaré la tierra con los despojos
de tu cuerpo, porque en él,
no habita el alma.
La sinrazón de tu errado interés,
te ha corrompido
y por tu boca pasean gusanos
que huelen a muerte,
la misma muerte que para mí quisiste
y ahora llama a las puertas de tu casa.
Estás condenada a muerte, debido
a tu orgullo y tu propia ignorancia.
No te miras al espejo y si lo haces,
no observas, en que te estás convirtiendo.
Te daré muerte con mi olvido,
aunque ya, no hará falta, caminas
entre restos de difuntos y llevas la muerte
sobre tus hombros,
desde el mismo día en que diste muerte al amor.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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