un hálito o vapor celeste,
que emerge del silencio,
en una boca que ansía
un beso de lluvia
o labios de húmedos sueños
y libertades en vuelo.
Una pluma con suavidad de espuma,
para producir la caricia
que cale hasta el alma,
o escribir amor con la fresca sangre
de los sentimientos.
Un cuerpo único, un lecho de nubes,
el espacio, en que buscamos
la tangente que roza,
la línea que perpetúa los sueños.
Tú y yo, labio a labio,
para calmar la sed infinita,
que sienten nuestras almas
y hace estremecer nuestros cuerpos.
Escrito en Marzo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz"
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