domingo, 8 de noviembre de 2020

Amarga y dulce sangre de vida.

El frío es mortal, en la huida del calor
 de la sangre.
La sangre que no fluye, solidifica 
y el dulce olor que desprende, llega a ser
nauseabundo.


Sangre ferruginosa, metal de vida 
e hirviente lava, que nace en torrente 
desde el corazón y se agolpa
en el pulso de las sienes, ante la ansiedad 
o la incomodidad de una cefalea.


Sangre derramada, inocente sangre,
vertida en el holocausto de los altares,
para intentar redimir nuestros pecados,
con la hipocresía de una fe fingida.


Sangre subterránea en las venas, menstruación
que limpia el semen después de la cópula.
Sangre en la avaricia y en la uva pisada,
que se transforma en vino o vegetal sangre,
madurando en la oscuridad de un vientre 
de madera de roble.

Sangre en el ímpetu juvenil, sangre dulce 
y amarga, como la vida misma.

Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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