oculta tras el ornato de una amistad,
con un supuesto instinto de protección
hacia nuestra persona.
Nada resulta más frío, que esa mirada
que te ignora y esquiva el encuentro
con tu mirada.
Acaso sea lo más amargo, ese adiós
sin motivo, ni razón.
O tal vez lo sea, el vacío impenetrable
que causa la indiferencia y el hermetismo
de las mentes, cuya vacuidad
no es advertida, porque la fuerza
de la costumbre se convierte en una ley
y una forma de vida aceptada.
Nada es totalmente inocuo, si todo al fin,
arrastra consigo una consecuencia.
Salpicamos con palabras a los demás,
si saber, si es el justo aderezo
que complementa a nuestras acciones.
Así pues, tras el velo de una sonrisa,
se pueden ocultar los feroces dientes,
con los que seremos devorados.
No creo en nada, ni en nadie,
desde el atentado que le costó la vida a Dios.
Y ahora somos incapaces de crear
lo que por nuestro egoísmo e ignorancia
hemos destruido
Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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