y con la gravedad de la tuba,
marchaba con paso firme sobre las teclas
de un piano.
Quiso mejorar su paso en la marcha
y al escuchar el sonido del arpa,
quedó atrapada entre sus arpegios.
Desde entonces, la muerte permitió
que la vida, marque su propia sinfonía
y después de su allegro, la muerte marcará
un compás lento hasta su llegada.
Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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