sábado, 21 de noviembre de 2020

La naturaleza fluye en mi.

Desde la cascada inagotable 
de mis pensamientos, fluyen ríos 
de lágrimas emocionadas y se puede escuchar 
sus sonidos
convertido en un murmullos,
que mi voz trata de emular en versos.


Versos derramados, para llenar páginas 
en blanco y esas vidas necesitadas
del fluido vital de la belleza, con la ternura 
dislocada de un poema de amor.


Desde las vertientes de un alma, 
que busca liberarse de su encierro,
con la energía que la voz transmite...
el compromiso ha de ser emocionar,
desatar todas las tormentas que nutren
la tierra, con la humedad necesaria,
para ser fecunda y no árido desierto.


Páramos al fin, de verde esperanza 
y espigas que crecen, levantándose 
desde sus tallos, como manos alzadas 
que buscan respuestas 
entre los cielos cubiertos y sombríos,
porque nadie ha dibujado en ellos
la luz de sus sonrisas.


Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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