con los luceros del alba,
mientras el amanecer se lidia
entre las noches amargas.
En el balcón de mi casa,
tengo madejas de lana,
unas, tejidas con prisa,
otras, en el cesto aguardan.
Quise romper el silencio
con palabras y palabras
que nunca debí decir
y hoy las siento derramadas.
Más tarde, ya he comprendido
que no estuvo bien nombrarlas,
que hay palabras que guardar
en la alacena del alma.
Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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