de encuentros y los abrazos se pierden
en los espacios vacíos, que dejan los suspiros,
desde las grises ausencias.
Se echa en falta el color de la risa
y la escala de tonalidades crecientes,
en las voces emocionadas.
Se añora el aroma de un café reciente
y la tertulia amena, compartida en una tarde
sin horas, sin prisas.
Se vacían las tardes y se cierran los postigos
de las ventanas del alma.
Pesa el aire y las aves, no emiten ya sus trinos.
Las calles son una profunda nostalgia,
que se alarga sobre alamedas de tristezas,
tal vez, brazos extendidos en prerrogativas
al cielo.
Se mastica despacio el tiempo, para digerir
esta soledad que emerge entre las brumas
de una tarde desolada.
Escrito en Noviembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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