de agua y el cielo es un calco gris,
que extendido, se arruga con el viento.
Las horas pasan con ojos rápidos,
como un cuerpo perdido en las escasas luces
de la noche.
No sé porqué, la tristeza sabe
a mala digestión y la esperanza
le salen “patas de gallo”.
Al fin y al cabo, escribo mientras me quede
un alma, algo que decir y una noche entera
para pensar.
Escrito en Octubre 1993 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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