para seguir de noche, tras tu paso,
tu estela, tu simiente en seda o raso,
la huella secular de tu andadura.
Camino entre los densos sedimentos,
que dejas con tu ausencia en mi tristeza,
de frente en mi memoria, mi cabeza,
socava trasnochados pensamientos.
No encuentro en el amor, ese sustento
y así sentirte asida entre mis brazos,
mi mente es chispa y luz a ramalazos,
imágenes furtivas, voz y aliento.
Para mi espíritu tendrá un día el consuelo,
aunque mi cuerpo sufra hoy en la agonía,
de ver cómo transcurre cada día
buscándote en el fondo de mi anhelo.
Me quiebro, removiendo la ceniza,
de aquello que en mi alma no recibo,
en esta soledad, ahora te escribo,
mi cuerpo sin el tuyo, aquí agoniza.
Aquí agoniza y muere en mi diario,
poema sobre un tiempo apuntillado,
deshecho entre mis versos, sepultado,
cubierto de papel, como sudario.
Escrito en Noviembre 1993 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario