sepultados.
Cómplices del viento susurrante y portadores
del oxígeno, atrayendo la lluvia.
Esa bendita lluvia, que el campo agradece,
donde la grama y las semillas crecen.
Doloridos árboles, por el rayo heridos,
por el hacha inmisericorde,
en astillas convertidos.
Ardiente lumbre en el hogar cálido,
madriguera de inviernos olvidados
y primaveras exuberantes, donde nuevamente
los árboles lucirán sus mejores galas.
Árbol enjuto y sabio, conocedor de la tierra
y sus virtudes. Poblador de selvas y bosques.
Arañazo leve en el cielo azul,
de verde rama acicular, en un intento
de elevarse majestuosamente a las alturas.
Escucha su silenciosa voz y siente
la verde sangre de la naturaleza, fluir
por sus adentros.
Corteza tatuada de promesas de amor
y sombra benigna, que a la inclemencia
de la tiranía del sol, nos protege con un amor,
hecho de verde esperanza.
Escrito en Octubre 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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