enredadera mimosa, con la ternura
de un tallo blando en mis labios.
Me poso suavemente, hecho un mar
de ojos en calma o centellas apagadas
sobre el destello purísimo de tus ojos,
buscando el rumor de la noche,
en tus retinas.
Viento soy sobre tu mar, para rizar tus cabellos
o dar un nuevo impulso a tus caderas.
Para buscarte a ciegas… la calma inerte,
tras la tormenta, o escapar de la lluvia,
oculto en tu regazo.
Una brevedad de labios, para dejar huir
un suspiro puntiagudo entre tus nalgas,
ahondando en tus profundidades,
como gota de agua resbalando
entre las rocas y posar el beso cristalino,
retenido a golpes de silencio y párpados
cerrados.
Y así, con mis manos y labios entregados,
tejer una emoción, para guardarla
entre tus muslos.
Escrito en Mayo 1994 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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