como hojas de un tallo habrán crecido,
tallo fresco o largo y desmedido,
tiernas hojas de aromáticos laureles.
Tallo enjuto, seco y áspero, leñoso,
hojas duras, inflexibles, desdeñosas
que en la mano son groseras y espinosas,
por su tacto, siempre hiriente y ponzoñoso.
Así pueden ser los niños, un cultivo,
si al crecer, el bien o el mal administramos,
todo aquello que les brinden nuestras manos,
dará el fruto en una zarza o en un olivo.
Escrito en Septiembre 1994 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario