A deshacer madejas, que hay niebla
y un fideo muy fino, en forma de aguacero.
Nadie ríe a la fortuna, ni la fortuna sonríe.
Tropieza, cae y se despista.
Se rompe todos los dientes y ya no quedan
dentistas.
Ha muerto la fe, va creciendo la ansiedad
y nos agarramos a un tallo con espinas
o bebemos un amargo licor, tan cotidiano
como el humo de las fábricas; tan gris
como la melancolía.
La vida se presenta como un cigarro
sin boquilla, por eso escupimos, tratando
de eliminar los restos del tabaco,
pero la nicotina…¡Va por dentro !.
Escrito en Noviembre 1993 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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