domingo, 8 de octubre de 2023

Diálogo de luz y conocimiento.

Sobre un cáliz de arcilla, se extingue la llama
y su ceniza pesa como  un párpado 
que descansa, hecho jirones de hierba,
en brizna seca. Es irremediable el peso 
en su letargo.


Para quien  duerme y sueña, un vivo color 
representa el gozo.
No advierte, ni nota, que la hojarasca 
tiene similitud con el ocre o la indiferencia.


La sangre se agolpa toda,
 como los pensamientos en una copia 
o razón de vida y nuestra existencia,
nos miente senderos 
o surcos de agua proyectada.


Nadie sabe, porqué la luz es 
un destello confundido, con dientes de ira
o tal vez, una risa con un choque inoportuno,
que  la penumbra devora y sepulta 
en el olvido.


Ni luz, ni llama.
El ojo queda atento al sacrificio consumado 
en las sombras, creando una bella imagen 
y reivindicar el derecho negado, a no ser
tan sólo un pasajero, ni un limite,
sino acción notoria en una perpetua ráfaga.


La misma  llama consume al corazón 
que la alimenta y queda un negro pábilo 
o tizón, como una pregunta sin respuesta.


Escrito en Julio 1993 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario